El estadio que hicieron los hinchas

Tras varios intentos fallidos en 83 años, finalmente esta noche Peñarol comenzará a escribir la historia en su cuarta casa; el Campeón del Siglo.


Casi un siglo tuvo que pasar para que Peñarol volviera a sentirse orgulloso por oficiar de local en un escenario de su propiedad y a la altura de su historia.

Ni el más pesimista hincha Carbonero hubiera pensado que tras el adiós al Estadio de Pocitos en 1933, comenzaría un largo periplo que de todas formas depararía un gran amor con el Centenario, templo que consagró al club gigante con gestas heroicas. 

Pocitos también dejó su huella por ser un bastión inexpugnable en el que el Aurinegro jamás perdió un clásico y en el que se jactó de poder dar vuelta cualquier resultado adverso, además de ser escenario del primer partido y del primer gol en la historia de los mundiales. Sin dudas que mucho para sus cortos doce años de vida.

También queda en el camino el recuerdo para Las Acacias, el primer hogar del Mirasol fuera de la Villa que lo vio nacer. Inaugurado en 1916 con triunfo ante Nacional, el hoy Estadio Cr. José Pedro Damiani es un emblema histórico con su aforo de 12 mil espectadores que sirve de argumento reglamentario para que el Decano participe en Primera División. 

Es imposible no hacer referencia al campo de juego de la Villa Peñarol, aquella que rápidamente transformó a los “ingleses locos” por una pasión de multitudes de la que el Manya fue pionero e impulsor. 

Variados proyectos de todas las dimensiones que por diversos motivos no llegaron a cumplirse fueron los eslabones previos a la obra que hoy vemos concluida. 

Esta “locura” tuvo sus pasos iniciales allá por 2009, primero con el lógico debate interno por sus posibles consecuencias y luego con los más impensados obstáculos externos que la transformaron en una odisea.

La lucha por conseguir un terreno acorde para semejante “monstruo” edilicio, cómo financiarlo y otros factores entre los que se incluyen la oposición por parte de políticos relacionados a otras instituciones resultaron en cuatro largos años hasta en en junio de 2013 la Asamblea Representativa del club dio el visto bueno para la construcción.

La piedra fundamental, colocada en diciembre de 2013 no acalló las voces negativas y ni el comienzo de las obras a principios de 2014 pusieron fin a una discusión poco creíble de la que parecía, cualquiera podía opinar.

Fueron dos largos años de una linda ansiedad en los que el Pueblo Peñarolense vio crecer a un hijo forjado del esfuerzo económico colectivo, con el placer agregado que ello conlleva. 

Esta noche, Peñarol recibirá a un viejo conocido con el que lo une la historia, River Plate, devolviendo la gentileza al Millonario que participó de la inauguración de Pocitos en 1921, estrenando los Carboneros el Monumental en 1938.

La obra, de características sin precedentes en el Uruguay, presenta un aforo con visibilidad óptima para 40 mil espectadores, tecnología de punta y un majestuoso edificio de palcos de primer nivel, reintegrando a nuestro país a la órbita internacional en términos de infraestructura deportiva moderna. 

Trece ingresos para las cuatro tribunas que se dividen en dos bandejas cada una, y otros cuatro accesos para los palcos aseguran un total confort y una experiencia única en el escenario emplazado en la Ruta 102, a pocos metros de la Ruta 8.

El campo de juego de 105 metros de largo por 68 de ancho se presenta inmejorable y acompaña las impresionantes salas de servicio deportivo que no tienen nada que envidiarle a los principales estadios del mundo.

En el futuro, Peñarol instalará además la sede del club y un museo histórico, coronando la obra como el centro de todo su sistema organizacional. 

Con orgullo, emoción y el recuerdo de todos los que ya no están, no nos queda más que decirles, bienvenidos a casa Carboneros. ¡A disfrutar del Campeón del Siglo!



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