Darío Rodríguez | “Hoy por hoy me siento jugador de fútbol, no entrenador”

El capitán “aurinegro” confirmó a Carbonero Digital que seguirá jugando en Peñarol. El experimentado defensor de 37 años, de quien mucho se habló en torno a su continuidad en el fútbol, aseguró que mientras “la llama esté encendida” estará dentro de las canchas. Darío, que reconoció estar preparado para el día después, aún se siente jugador y no se imagina como técnico, más allá de que en agosto se recibirá como entrenador. Además, nos contó de la marcha de la pretemporada, de la herida que dejó el último uruguayo, opinó sobre cómo ve hoy a la institución y hasta le tiró un “palito” a los medios por como tratan algunas noticias. ¡No te pierdas este mano a mano con el máximo referente “carbonero” de la actualidad!


- Darío, ¿cómo marcha la pretemporada?

- Con una ilusión tremenda. Esperando que estén lo antes posible los muchachos que van a venir, para formar el grupo e ir concientizando a todos del objetivo que tenemos en esta primera parte del año, y también a lo largo de la temporada.

- Este año la inactividad es más larga que otras veces, ¿eso les favorece?

- Sí, sin duda que es mejor porque tenemos otros tiempos. El año pasado a esta altura ya estábamos viajando. Habíamos empezado un lunes y el jueves ya estábamos viajando para una gira en la cual jugamos un montón de partidos en un corto periodo.

- ¿Eso los condicionó mucho desde el punto de vista físico?

- No sé (Lo medita por varios segundos). Yo que sé, el fútbol es así, el resultado es todo. Con el diario del lunes yo hoy te puedo decir, sí, nos condicionó. Me sentí cansado en la gira, pero es normal. Jugás cada día por medio y tenés viajes. Pienso que de esta forma, habiendo arrancado con tanto tiempo también se va a poder hacer una base para la temporada, que al jugador lo fortalece no solamente desde lo físico, sino que también en el espíritu se siente bien. También es importante para rearmar el grupo, porque como vos sabés, acá cada seis meses como están dadas las cosas, los mismos se arman y desarman. Entonces es importante para los muchachos que vienen, porque les permite adaptarse mejor y a nosotros conocerlos.

- ¿Qué te pidió Da Silva en lo futbolístico?


Nada aún, no hemos hablado. O mejor dicho, hemos hablado sí en lo general, y más que nada en los objetivos claros que tiene Peñarol, pero a nivel grupal. Hoy con los muchachos que quedan no sé si formamos un equipo. Más que nada hoy estamos en las evaluaciones, viendo cómo llegamos en algunos trabajos, para sí, por ahí la semana que viene ya empezar de otra manera. Sabemos que faltan llegar compañeros, asique para hablar de eso hay tiempo. Lo importante es estar entrenando, no perder el roce con la pelota y el ir sintiéndonos mejor físicamente. Tenemos que tener una buena base, se haga la gira o no, y en el caso de que sea afirmativo llegaremos más preparados que el año pasado.

- ¿Sigue abierta la herida de haber perdido el último uruguayo?

- Sí, sin duda. Porque tampoco se estuvo tan lejos. Ya sea por errores nuestros o arbitrales no pudimos estar en la definición, asique sí, queda el sabor amargo de no poder haber logrado el objetivo planteado. Todos sabemos que en Peñarol, que es un equipo muy importante, el objetivo siempre es estar en lo más alto. Tenemos que redoblar esfuerzos los que nos hemos quedado, y los muchachos que vengan deben acoplarse lo más rápido posible para ver si esta temporada podemos revertir eso.

- Se habló mucho de tu continuidad en el fútbol, pero finalmente decidiste seguir. ¿Será por un año más?

- Sí, vamos  a ver. En mi pensamiento sí está jugar un año, porque tampoco es ganar o perder un Apertura e irme, pero vamos a ver las sensaciones que voy sintiendo, lo que pretende el entrenador y el club. Se verá. Cuando decidí volver, lo hice pensando en jugar sólo una temporada  más y terminar mi carrera en junio, cuando termine todo. Pero bueno, en este momento creo que también la cabeza está puesta en los primeros días, en ir mejorando paulatinamente en el trato con la pelota y en lo físico.

- ¿Influyó en tu continuidad el hecho de haber perdido el último uruguayo?

- No pasa por elegir. Si uno elige, se va como campeón uruguayo o de la Libertadores. Pero el deportista, y no sólo en el fútbol, sino en cualquier profesión que uno ame, lo siente por dentro. Mientras tengas la llama encendida, creo que el jugador o el deportista deben seguir apostando a estar. En mi caso fue así. Si yo no tuviera ganas de levantarme temprano y venir a entrenar a Los Aromos, soñando con una nueva ilusión de poder lograr algo importante, no vendría. No pasa por un tema de ego, de decir tengo que salir campeón para irme. No pasa por ahí, pasa por esta pasión que es para mí el fútbol y las ganas de seguir practicándolo. Ojalá que se dé por el mejor camino y me retire campeón.

- ¿Pensaste en el día después del fútbol?

- Sí, uno se va preparando. Ya sea haciendo el curso de entrenador, manteniéndose con algunos contactos que puede haber hecho acá y en el extranjero. El curso lo termino ahora, en agosto. Me quedaron un par de materias pendientes, porque el año pasado con la buena Libertadores que tuvimos no pude concurrir a muchas clases, y  también por la gira con Peñarol.

- ¿Cómo te imaginás como entrenador?

- Y bueno, no es un paso sencillo. Para mí lo más lindo es jugar al fútbol. Hoy por hoy me siento jugador de fútbol, no entrenador. Pero creo que es un paso natural. A los que nos apasiona este deporte y que nos gusta estar en esto, cuando ya no podés estar más adentro del cuadrilátero, das dos pasitos hacia afuera y seguís ahí.

- ¿Darío Rodríguez sería un técnico conservador, especulador o de propuesta netamente ofensiva?

- Eso depende del equipo que me toque dirigir y de los jugadores que tenga a disposición. Creo que todos los técnicos laburan así, y en base a eso todos tienen su propuesta. Yo he ido aprendiendo de todos, incluso hasta el día de hoy sigo aprendiendo. Es así, el fútbol es una enseñanza. Es una vida, en la que vas aprendiendo todos los días. Miente aquel que dice, “yo lo aprendí todo”, es vida, todos los días aprendés. Yo me imagino que voy a exigir lo que doy. Voy a tratar de ser igual para con todos, serio y respetuoso. Pero eso vendrá después, dejame pensar en otras cosas ahora (Se ríe).

- Volviste a Peñarol en un momento muy complicado y con la obligación de quebrar una racha adversa. Lo lograste, siendo campeón uruguayo y llegando a la final de la Libertadores. Ahora nuevamente van dos años sin títulos, ¿encontrás similar este momento al de tu regreso al club?

- No, no. Es totalmente diferente. Si bien en el fútbol se vive el hoy, recuerdo muy bien cuando volví. Yo llegó en el Clausura del 2008, en cual se pierde las finales ante Defensor. Éramos finalistas, con un plantel que era nuevo, pero sin embargo en un momento parecía que ese grupo había perdido los siete años. Después, es normal que en un cuadro como Peñarol, tenés que ganar todos los días y todos los campeonatos. Es así, la obligación está siempre. Pero es diferente. Al menos yo, internamente, lo siento diferente.

- ¿Romper el bicampeonato de Nacional significa una carga extra?

- No, no. Incluso lo hemos hablado, ahora no, pero sí en su momento con los muchachos más grandes, que si había una mochila, bueno, está bien, nosotros perdimos los siete años y nos hacemos cargo. En su momento se habló eso. Si bien era un grupo nuevo y estábamos tratando de revertir una situación de muchos años, igual nos hacíamos cargo de los anteriores. Por suerte se pudo salir adelante. Este es el tercer año consecutivo que Peñarol va a disputar la copa Libertadores, que es lo que siempre tiene que hacer. Parece increíble, pero también hacía muchos años que no se iba a la Libertadores. Esta es la tercera edición que se hace en forma consecutiva, y eso habla de que también, más allá de que este año no se pudo campeonar, hay cosas que sí se están haciendo bien, pero es lógico, siempre hay un solo campeón.

- ¿Institucionalmente que diferencias encontrás con el Peñarol al que llegaste en 2008 y el de hoy?

- Eso, fundamentalmente eso. Creo que está más ordenado, mucho más estructurado. Recuerdo que había muchos problemas para que la gente que trabajaba en el club (Se refiere a los funcionarios), pudiese cobrar su sueldo. Eso es sumamente doloroso para el jugador y para cualquiera.  Imagino que las ganas de pagar estarían, pero no se podía. Hoy por hoy es otra la realidad. Hay muchos más socios, que creo que es algo buenísimo. Ayudó el campeonato del 2010 y la Libertadores del 2011, a que el club se haya podido ordenar. También se mejoraron las instalaciones y otras cosas para que nosotros tengamos lo mejor para entrenar. Lógicamente que aún falta y hay que seguir trabajando, como en todo, pero sabemos que si conseguimos los resultados adentro de la cancha el club va a poder seguir creciendo. Más que nada veo eso, orden. Yo siempre le digo a la gente que hay que tener humildad y memoria. A veces nos olvidamos pronto de lo bueno y recalcamos lo malo. Eso es muy de uruguayo, y sobre todo por parte de la prensa. A veces para decir que un equipo fue mejor y salió campeón, decimos que el otro fue todo un desastre, y a veces no es tan así. El campeón es uno solo, no quiere decir que los otros no estén haciendo las cosas bien o que no lo hayan hecho. La pelota picó y entró, o picó y salió, es así.

- ¿Considerás que los medios catalogamos las situaciones en forma muy tajante?

- A veces. Para dar la explicación de por qué salió campeón tal o cual, parece que fue el otro el que funcionó mal. Como eso vende, rinde. Hoy un programa de chimentos vende, tiene 50 mil propagandas y lo mira todo el mundo. A veces no se busca la explicación desde lo futbolístico y estamos siempre buscando lo malo. Pero bueno, tampoco es que sea tanto, pero sí que pasa.


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