Peñarol tetracampeón de América de la mano de Fernando Morena

El 30 de noviembre de 1982 un agónico gol de Fernando Morena ante Cobreloa en Chile le dio a Peñarol su cuarta Copa Libertadores tras 16 años de sequía. Aquel equipo Carbonero venció rivales poderosos como ningún otro campeón y recuerda épicos triunfos en Morumbí, Maracaná y el Monumental de Núñez. Entrá  y recordalo!


La rica historia de Peñarol registra numerosos triunfos memorables en el plano internacional que hacen difícil establecer una clara escala de valores en cuanto a su importancia. 

Sin embargo, la gesta de la Copa Libertadores de 1982 posiblemente sea uno de los más importantes logros de los Aurinegros dado el linaje de los diferentes rivales que fueron quedando en el camino y sobre todo por las majestuosas victorias conseguidas en templos inexpugnables del fútbol sudamericano.

Aquel año, Peñarol accedió al máximo torneo continental como campeón uruguayo de 1981 y con los regresos del goleador Fernando Morena y del técnico Hugo Bagnulo, se enfrascó de lleno en la obtención de la Copa.

La fase de grupos deparó un duro escollo con rivales como Defensor, el campeón de la Liguilla, Gremio y San Pablo de Brasil, éste último con varios jugadores titulares en el Mundial de España disputado meses antes.  

Pese a las dificultades, Peñarol mostró desde el inicio del certamen para qué estaba preparado y sorteó el grupo con mucha endereza, mostrando ya un estilo propio basado en una defensa firme y una salida de contra letal.

Luego de vencer con comodidad a los Violetas pero ajustadamente a los dos conjuntos brasileños en Montevideo, el Mirasol se fue al exterior en busca de la clasificación. Un empate con Defensor previo al juego con San Pablo generó dudas, las cuales quedaron en el olvido cuando Fernando Morena la puso en el ángulo y enmudeció un Estadio Morumbí repleto.

El último juego de la serie ante Gremio en Porto Alegre con seis suplentes sólo sirvió como anécdota para marcar la única derrota del Manya en toda la Copa.

La fase semifinal no fue más fácil que la de grupos, ya que Peñarol debió medirse ante el poderoso River Plate argentino y el vigente campeón, Flamengo, que además contaba con enormes figuras como Nunes, Zico, Leandro y Marinho.

Tras vencer por mínimo marcador a los cariocas en un Estadio Centenario completo de punta a punta, el equipo que conducía Bagnulo cruzó el charco para en una demostración inigualable de fútbol práctico vencer a domicilio a los Millonarios en el Monumental de Núñez por 4 a 2.

De regreso en Montevideo, Peñarol volvió a ganarle a River Plate, esta vez por 2 a 1, por lo que un punto lo separaba de una nueva final. El 16 de noviembre ante un Maracaná que reunió más de 120 mil personas para vivir la fiesta del locatario, el Carbonero volvió a salirse con las suya y tras anotar por intermedio de Jair a los 10’ de tiro libre, aguantó por 80’ la estampida y se quedó con otra victoria para el recuerdo.

El rival en la final, Cobreloa de Chile, no tenía la chapa de los anteriores oponentes pero en su corta vida había marcado la historia del fútbol trasandino y venía de perder la final de la Libertadores de 1981 ante Flamengo.

La primera final, el 26 de noviembre en Montevideo, fue muy luchada y no pasó del 0 a 0, resultado que levantó el optimismo en un público chileno confiado de que esta vez no se le escaparía el título.

En el juego de vuelta disputado la noche del martes 30 de noviembre, 70 mil almas colmaron el Estadio Nacional de Santiago con ansias de presenciar el primer título internacional del fútbol chileno. 

Hermosas jugadas florearon un juego que si bien dominó por mayor tiempo el Cobreloa, pudo ser para cualquiera pero que sin embargo parecía deparar en otro empate sin goles que derivaría en un partido desempate. 

Morena le pidió la hora al árbitro argentino Jorge Romero a lo que respondió que faltaban dos minutos. “Termínelo, así nos vamos todos para Buenos Aires”, propuso el delantero uruguayo, sin saber que apenas unos segundos después quedaría inmortalizado en el inconsciente colectivo del hincha de Peñarol para siempre. 

Víctor Diogo despejó de cabeza en su área, la tomó Miguel Bossio que tocó en corto para Mario Saralegui, éste se  la pasó a Venancio Ramos que corrió por derecha sin que ninguno de los tres defensores del Minero le salieran, para levantar un centro que el Potrillo mandó a la red con una plasticidad digna de un atleta olímpico.

El milagro estaba consumado. Una vez más, con la agonía como sponsor, Peñarol se alzaba en la gloria del continente americano y ponía fin a una sequía de 16 años sin títulos. Fue la cuarta Libertadores pero el libreto de esta película traería más. Apenas 12 días después, los Carboneros vencieron al Aston Villa en Tokyo y  le pusieron la frutilla a la torta con la corona de la Copa Intercontinental. 

Peñarol, que fue el primer campeón y bicampeón de la Libertadores, además de ser primer campeón de la Intercontinental por América, era ahora también el primer tricampeón del mundo de clubes.    






Ficha del partido

Cobreloa 0 – 1 Peñarol

Fecha: 30 de noviembre de 1982
Torneo: Copa Libertadores de América
Etapa: Final (Vuelta)
Estadio: Nacional de Santiago (Santiago de Chile)
Público: 70.400 espectadores
Árbitro: Jorge Romero (Arg)

Cobreloa: Óscar Wirth; Eduardo Gómez, Hugo Tabilo (57’ Sergio Martínez), Mario Soto, Enzo Escobar; Víctor Merello, Armando Alarcón, Rúben Gómez; Hugo Rubio, Washington Olivera (57’ Juan Carlos Letelier) y Jorge Luis Siviero.
Director técnico: Vicente Cantatore.

Peñarol: Gustavo Fernández; Víctor Diogo, Walter Olivera, Nelson Gutiérrez, Juan Vicente Morales; Mario Saralegui, Miguel Bossio, Jair Gonçalves;  Ernesto Vargas (32’ Daniel Rodríguez), Fernando Morena y Venancio Ramos.
Director técnico: Hugo Bagnulo.

Gol: 89’ Morena.












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