Nace el Negro Jefe

Hoy se cumplen 72 años de un hito en la historia de Peñarol; el debut de Obdulio Jacinto Varela con la casaca Carbonera. ¡Conocé su historia! 


El 17 de abril es otro de esos días que están marcados a fuego en la gloriosa historia del Club Atlético Peñarol

Ese día no se ganó ningún campeonato ni partido histórico, pero en 1943 nacía una leyenda que forjaría el destino de la institución y también de la selección uruguaya.

En aquella tarde victoriosa, el Estadio Centenario fue testigo de la goleada por 4 a 1 del Aurinegro frente a Sud América, pero también del debut oficial de Obdulio Jacinto Varela con la casaca de “Oro y Carbón”.

Proveniente de Montevideo Wanderers, el por aquel entonces “centrojás” había debutado en 1936 defendiendo al Deportivo Juventud en la vieja Divisional Intermedia, pero también había vestido los colores de los equipos amateur de Fortaleza, Dublín y Pascual Somma.

Con un origen humilde, su pasado de cuida coches, peón de albañil y canillita le harían entender desde bien temprano el valor del sacrificio y el esfuerzo. Sin embargo, fueron necesarias varias sanciones para encarrilar a un rebelde Obdulio que rápidamente se convertiría para siempre en el Negro Jefe.

En una entrevista publicada en "El Diario" en octubre de 1978, recordó con emoción su llegada al Campeón del Siglo: "A Peñarol me llevó Luis Matta, ¡que jugador!, hablé con Fernández Castelú de Wanderers y me dijo que me habían vendido a Peñarol porque hace tiempo me querían. Ahí empezó otra época. Me di cuenta de lo que es un club grande y me dediqué a Peñarol. Largué mi empleo en Impuestos Directos. Si fracasaba quedaba en la vía, pero en la vida siempre hay que arriesgar y la verdad no me arrepiento. Siempre fui hincha de Peñarol; era manya".

Varela, que llegó a Peñarol para cambiar la historia tras el quinquenio de Nacional, acumuló seis Campeonatos Uruguayos con el Mirasol (1944, 45, 49, 51, 53 y 54), destacándose el que consiguió en 1949 con el popular equipo de La Máquina, que goleó a todo aquel que se pusiera enfrente. Eso sí, ese notable grupo Peñarolense no pudo golear a los Tricolores ya que en pleno partido éstos no salieron a disputar el segundo tiempo por temor al ridículo. Es que se sabía, los Manyas querían venganza por el 6-0  de 1941. 

Tras 12 años en Peñarol, el gran capitán se retiró el 19 de junio de 1955 jugando en Río de Janeiro frente al América local. Dicho partido fue dirigido por Roque Máspoli y Obdulio ingresó en el complemento.



El romance con la Celeste

Poco antes de llegar a Peñarol, en 1939 Obdulio ya había coqueteado con el que sería su otro gran amor, la selección uruguaya.

Con la Celeste jugó 45 partidos en los que anotó 9 goles y goza de una estadística envidiable; con él en cancha Uruguay jamás perdió un partido en un Mundial.

Pilar fundamental en la máxima gesta del fútbol mundial, el Maracanazo de 1950, el 5 de la selección también participó del cuarto puesto en Suiza 1954 y ganó la Copa América 1942, competición de la que también formó parte en otras cuatro oportunidades (1939, 1941, 1945 y 1946).

Sus anécdotas y dichos reflejan claramente con qué valores vivió la vida el viejo Obdulio, pero sin duda que entre ellos sobresale uno que es una muestra de la esencia con la que se palpita el fútbol en nuestra tierra hasta el día de hoy: “No piensen en toda esa gente, no miren para arriba, el partido se juega abajo y si ganamos no va a pasar nada, nunca pasó nada. Los de afuera son de palo y en el campo seremos once para once" – 16 de julio de 1950, vestuario del Estadio Maracaná en la previa de Brasil – Uruguay por el campeonato del mundo.




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Fotos: Prensa Peñarol

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